viernes, 20 de marzo de 2015

Niños con un mundo a cuestas.


Hace unos días estuve fotografiando en una escuela, aproveché y me senté a hablar con algunos de los pequeños. Duele ver todo lo que deben soportar algunos niños y niñas, ver en sus rostros una sonrisa acompañada de lágrimas, una de esas sonrisas que te dicen “quiero que creas que estoy bien, pero en realidad estoy hecho pedazos”.

Fue difícil contener mi llanto con lo que me contaban los niños, cosas tales como: “fui violada” “mi mamá se vende a viejos” “mi tío me hace daño” “nadie me quiere porque estoy enferma”, etc.

Les compartiré una de las historias: “Mi mamá parecía loca, llevaba hombres raros a la casa y me regañaba mucho para que me fuera, yo la veía llorar mucho, vi cómo le hacían daño. Ahora hay otras dos personas que me cuidan pero no son mis papás (padres sustitutos) y mi mamá no me visita en la sede, la extraño, quiero verla ya no quiero más esto” Cristián, sentado cerca de un árbol, me dice esto mientras llora, luego se me lanza y me da un abrazo, él es uno de esos niños “problema” al que todo el mundo le grita, él no sabe controlarse y al parecer, nadie comprende que ha tenido una vida tan dura, a pesar de ser tan pequeño tiene más mundo que muchos. Lo golpean, lo insultan, le gritan, “no sea intenso, cállese, quédese quieto”. Cuánto tiempo no ha tenido que contenerse y no gritar, no expresar su dolor, cuánto tiempo no tuvo que quedarse quieto encerrado en su habitación, mientras su mamá se prostituía en casa, me preocupa que estemos perdiendo la capacidad de comprender, de ponernos en los zapatos del otro, no se trata tampoco de dejarlo hacer lo que se le dé la gana, pero al menos, con amor y paciencia, enseñarle. 

Hay niños que crecieron escuchando gritos e insultos, un poco de amor y paciencia no les caería mal, es hora de dejar de pensar que grito se calma con grito, guerra se detiene con guerra, aquí hay que empezar a combatir con amor, hay que comunicarnos, hay que SER humanos. Nos estamos perdiendo.

El único escape de los niños y las niñas es ir a la escuela, estar con sus compañeros(as), es ir a aprender, quieren ser mejores y cambiar su realidad, la realidad de muchos.

Me entristece saber que allí afuera, tan solo con salir de mi casa, puedo ver a niños que están peor, que tienen un mundo lleno de dolor a cuestas, me duele saber que muchos no tienen ese escape que es la educación o el arte, que no tienen el apoyo de nadie, que sin saber vivir, ya les toca intentar sobrevivir…





Los niños y niñas de esa escuela me enseñaron muchas cosas, entre esas, que poco a poco todo se desmorona, pero hay que seguir adelante, y reconstruir. ¡Gracias!


martes, 16 de septiembre de 2014

Fernando

Hoy en mi monótono recorrido de la academia (donde estudio)  a mi casa, luego de bajarme de un bus, me disponía a coger el otro. Mientras esperaba el otro bus se me acercó un señor en situación de calle, de unos 50 años, aproximadamente, me dijo: “Joven, ¿tiene una monedita? Es que quiero un salpicón” me dijo esto estirándome la mano, mostrándome las monedas, él esperaba que yo le diera dinero, pero le dije: “venga vamos y le compro uno”, nos acercamos al lugar donde los vendían, que es a unos cuantos pasos de donde cojo el bus, le compré un salpicón y me fui a sentar, se me acercó de nuevo a agradecerme, se sentó a mi lado y me dijo “me llamo Fernando, gracias por darme este salpicón, tenía muchas ganas, pero casi nadie le da monedas a un viejo como yo, muchos me huyen” yo me quedé en silencio mientras lo miraba, un poco asustada porque no me pareció normal que se me acercara, mucha gente curiosa nos miraba, me dijo:
-“¿le molesta que le hable, joven?”
–No señor, no me molesta.
-“Le puedo contar mi historia, quiero hablar con alguien, hace mucho nadie me dejaba sentarme a su lado, no me dejaba dirigirle la palabra.”
-Claro que sí, cuénteme, yo lo escucho. (Aún con un poco de miedo)
-“Llevo casi 7 años en esta situación. Terminé el bachillerato y estudié un pre-grado, conocí, por desgracia, las drogas, el alcohol, y las rumbas. Me dejé llevar por todo esto, en su tiempo todo eso tenía cierto encanto, me cegó, me idiotizó, me tiró a la calle. Señorita, si pudiera devolver el tiempo, seguiría estudiando, porque amo estudiar, amo poder leer un libro, amo escribir. Si pudiera devolver el tiempo, estaría trabajando, tendría una familia y hasta daría la vida por ellos, pero ahora no tengo nada, solo tengo hambre y esta asquerosa ropa, señorita. “
Yo lo escuchaba en silencio, a punto de llorar, por la forma en la que me miraba y hablaba.
Continuó:
-“Sabe, no hablo nunca con la gente, porque como ya dije, me huyen, es raro estar sentado al lado de una joven tan bonita y que no se ponga de pie y se marche, sino que se queda a mí lado, escuchándome, niña, por gente como usted, que no me dio dinero sino que a mí lado fue y me regaló un salpicón, por gente tan humilde como usted es que sigo creyendo en la humanidad, no creo en mí, porque yo me perdí, yo a veces me odio por eso, pero sí creo en ustedes, los que siguen luchando sin perder de vista sus meta. No quiero pedir dinero, pero me toca, nadie me da trabajo, nunca nadie quiso darme un empleo, no voy a negar que vivir en la calle me ha ayudado mucho, he aprendido cosas que uno en su casa nunca va a conocer, he conocido gente mierda, no se imagina cuanto, me han golpeado sin razón alguna, me han insultado, me han ignorado, y usted, usted me ha dado alimento y me está escuchando, gracias.
  Si usted viera cuantos poemas inspira esta bonita ciudad, su bella gente, yo escribo muchos poemas y cartas, cartas que no tienen destinatario, es triste decirlo *empieza a llorar*, yo perdí a mis seres queridos desde antes que murieran, es muy triste eso, señorita, la vida es bella, pero si uno no se sobre pasa, es bueno ser libre, pero uno se deja llevar y eso ya es libertinaje.
Aunque usted me vea aquí, tan feo, sucio, mal oliente, viejo, yo amo, amo con locura la vida y a esta ciudad, la recorro con ilusión, algún día todo cambiara y si muero, moriré conociendo cosas, con miedos, odios, con dolor, pero siempre moriré con amor, a mí la vida me ha dado duro, pero es porque me lo merezco, en fin…
En este lugar la gente me tiene miedo, asco, es indiferente, hace mucho no hablaba con nadie, señorita, gracias por escucharme, sé que usted debe irse, perdóneme por  robarle su tiempo, pero sepa que es lo único que robaré, gracias.”

*Nos dimos la mano  y cada uno por su lado*

Sin pronunciar palabra alguna lo escuché de principio a fin, me pareció muy bello ese encuentro, esas palabras, muchas veces uno se deja llevar por sus placeres momentáneos, pero aunque hay que vivir el presente, no debemos descuidar nuestro futuro. De antemano gracias por leer esta historia que se escribió sola hoy, gracias a Fernando por, como dijo él, “robarme mi tiempo”, pero fue el tiempo mejor invertido, una charla bella, sin entrar en muchos detalles, me enseñó uno de sus escritos, muy bello, se lo devolví, y me dijo que no me lo regalaba, porque era el único que guardaba, era el único escrito que de verdad amaba. Hoy lloré, entendí que en la calle hay millones de historias que necesitan quién las escuche, las entienda y las difunda. De nuevo, gracias por leer. 

sábado, 16 de agosto de 2014

La pequeña historia de "Lorena"

Les contaré una pequeña historia de una persona que conozco un poco más que a mí misma.  Omitiré o cambiaré información que sea “importante”, como por ejemplo, nombres, fechas, etc…

Ella se llama Lorena,  nació un Martes, pequeña, bella (lo bella que puede llegar a ser una recién nacida), “perfecta” físicamente, pero enferma, un problema en su cabeza, en ese momento, ya le habían dado una fecha, ya sabían cuando iba a morir, ya le tenían el fin de su destino escrito. Su madre y su padre buscaron ayuda, alguien que le salvara la vida a su hija, ellos no querían que su hija se fuera sin vivir, prácticamente. Días después, luego de muchos exámenes, tratamientos y medicamentos, empezó a mejorar, lo que tenía en su cabeza, ya no estaba más, ya la pequeña reescribió su destino, ella quería vivir, e inicio ese largo y bello viaje, llamado VIDA.

Su niñez fue normal, jugando con niños de su edad, claro que a ella le atraían más los juguetes de niños que los que usualmente usaban las niñas en ese tiempo, ella jugaba con carros, motos, le encantaba jugar fútbol, y se la pasaba siempre con chicos, odiaba el color rosado, aún lo hace, despreciaba las barbies, odiaba a hello kitty, pero eso sí, amaba y aún ama los peluches. Esta información no es trascendental, pero se las quería compartir.

Lorena tenía dos hermanas mayores, a las cuales ama con locura, ellas siempre han sido como sus madres, ya que su mamá trabajaba demasiado, aunque lo hacía en casa, poco la veía, su madre no siempre tenía tiempo para jugar con ella, para revisar sus tareas, pero siempre estaba ahí para darle su beso de buenas noches y de buenos días, y a la hora de los alimentos, no faltaba. Ahora su papá, a esta pequeña le tocó ver como su padre más de una vez golpeaba a sus hermanas, insultaba a su madre y hasta la trataba mal a ella, pero su infancia fue bonita, al menos cuando era pequeña su padre no la trataba tan mal, ella escuchaba ocasionalmente un “te quiero” por parte de él y ese hombre la abrazaba, pero ella le tenía miedo, ella no lo quería, ella no veía a su padre como su héroe, como cualquier chica normal. Como venía diciendo, sus hermanas son como una mamá, ellas la regañaban, le enseñaban, ayudaban con tareas y demás cosas, que hicieron que se apegara más a sus hermanas que a su propia madre o padre. 

Un día su hermana mayor, Carolina, llegó tarde a su casa, su padre le cerró la puerta, a Caro le tocó irse y dormir en otro lado, Lorena ese día durmió, después de llorar demasiado, en la sala, con la esperanza de que su hermana entrara al otro día. Pasó una semana, no sabía nada de su hermana, Lorena era muy joven para entender que sucedía, pero un día al llegar del colegió, vio a su hermana en la casa y fue muy feliz, su hermana mayor había vuelto a vivir con ella. Unos meses después, luego de una discusión familiar, su padre golpeó fuertemente a Carolina, mientras Lorena observaba y gritaba que ya no le pegara más a su hermana, al otro día, Carolina se fue de la casa, pasó un mes sin verla, fue algo duro, a Lorena la empezaron a llevar al psicólogo, allá pasaba la mayor parte de su tiempo. Un año después, su hermana empezó a vivir cerca de su casa, la veía más seguido.

Mes de Julio, Lorena se fue de vacaciones a un pequeño pueblo cuyo nombre omitiré, fue a visitar a su familia, a unas primas a las cuales amaba. Una mañana ella amaneció muy enferma, una de sus primas fue con la mamá a comprar medicamentos y la otra prima, la cual era menor que ella, estaba jugando en la calle, Lorena estaba sola en la casa, o bueno, eso creía, intentó dormir, cuando sintió que alguien se le acercó, era su tío, el esposo de su tía, éste empezó a hablarle a preguntarle cómo se sentía, Lorena tranquilamente respondió y seguía intentando dormir, en ese momento su tío se le acercó demasiado, Lorena no se asustó, ella no desconfiaba de su tío, pero éste empezó a tocarla, inició por su abdomen, e intentaba meter su mano debajo de la camisa de Lorena, ella lo impedía, luego como él era más fuerte, con una mano cogió las manos de Lorena y con la otra le alzó la blusa, empezó a tocarla, e intentaba besarla, pero Lorena se resistía, lloraba y gritaba, al parecer nadie escuchaba,  el tío empezó a meter su mano entre su sudadera y a tocar su entrepierna, Lorena lo intentaba patear, pero como ella estaba enferma, no tenía fuerzas, no era capaz de alejarlo, intentaba gritar más y más fuerte, nadie venía a socorrer, su tío iba a violarla, ya él se estaba empezando a desnudar, cuando tocaron el timbre de la casa, era su tía, este señor antes de ir a abrir, le advirtió a Lorena que no podía decirle a nadie, sino le haría daño a sus primas, como ya les dije, ella amaba a sus primas, entonces prefirió guardar silencio, su tía la vio llorando desenfrenadamente, y Lorena le dijo que se sentía muy mal, que llamara a su madre para que fuera por ella o algo. Ella regresó a su casa, hasta hoy nadie sabe lo que sucedió, a excepción de unos pocos.

Trato de seguir con su vida, empezó a deprimirse, empezó a enfermarse seguido, ya se la pasaba en los hospitales.

Cuando Lorena inició el bachillerato, meses después, su hermana se fue del país, a Lorena le dio muy duro, le empezó a ir mal en el colegio, y esto hizo que tuviera más problemas con su padre. Lorena ya había intentado suicidarse, hoy ya perdió la cuanta de cuantas veces lo ha hecho, tantos intentos fallidos, a lo mejor solo quería llamar la atención, porque siempre terminaba en el hospital, su padre, su otra hermana o su madre, amanecían  con ella allá, esa atención le gustaba, ahí sí le demostraban el amor.

Lorena se refugió en el arte, empezó a cantar, amaba la música desde que tenía memoria, solo escribía de amor, de lo que tanto le hacía falta, dejó de cantar y empezó a hacer un millón de cosas más, pero siempre iba de la mano con el arte y el amor.
Un día llegó a ella un animal, ahí inició su otro amor, su vida empezó a tener sentido, protegía a su animal, su animal la salvaba de su propia vida, Lorena vivía para su mascota y se olvidó de sus problemas.

La vida de Lorena la ha regido el amor, ella no odia a su tío, ella no odia a su padre, aunque este aún la insulte, le diga “perra”, “Hija de puta”, entre otros insultos que ningún padre debería decirle a su hija, Lorena se enamoró del estudio, de los animales, del arte, Lorena siempre ha anhelado uno de esos amores eternos de los libros que leía, de los libros que lee, pero aún no llega, pero todos esos amores efímeros la han llenado de vida y esperanza, de todos ha aprendido, ella ha vivido con amor. Su madre enfermó, Lorena la cuida junto con su padre, su hermana mayor vive lejos, la ven pocas veces en el año, pero cuando la ven, todo es felicidad, su familia vuelve a ser familia, esa familia que cumple con las miles de definiciones que se le da, es unida, es feliz, es amorosa.

 Lorena toda su vida había anhelado la aceptación de su padre, escuchar de éste un “estoy orgulloso” o un “te quiero mucho”, pero no, nunca ha pasado. Pero hoy le da gracias, por haber sido así, porque Lorena aprendió a no ser como él, Lorena no pierde la oportunidad de decirle a alguien que lo quiere, a ella no le interesa ser una mala persona, porque ella ha conocido lo peor de mucha gente, pero sigue con la esperanza de conocer lo mejor del mundo. Ella aún vive con sus padres, lo hace por su madre, lo hace por su mascota, lo hace por el amor que les tiene.

Lorena hoy sueña con tener su hogar, ella por hogar entiende una casa en la que pueda ser libre, en la que pueda amar y ser feliz, ella no sabe bien qué es la felicidad, aunque se le ha aproximado mucho.

A Lorena la vida le ha dado la espalda muchas veces, pero ella sigue adelante, ella ama, ella lucha, ella intenta vivir feliz. Siempre la verán esbozando una sonrisa, aunque esté muerta por dentro, porque ella ha muerto infinidad de veces, pero intenta seguir, ella puede, yo sé que sí, yo creo en ella, más de lo que ella cree en sí misma.

En fin, de la vida de Lorena hay mucho más por contar.

Gracias por leer, por “perder” su tiempo leyendo esta pequeña historia de alguien que usted no conoce o a lo mejor sí. Todo lo que leyeron es real, tan real como Lorena, cuyo nombre no es ese, pero ella sigue siendo ella, aunque le cambiemos su nombre.