Les contaré una pequeña historia de una persona que conozco
un poco más que a mí misma. Omitiré o
cambiaré información que sea “importante”, como por ejemplo, nombres, fechas,
etc…
Ella se llama Lorena,
nació un Martes, pequeña, bella (lo bella que puede llegar a ser una
recién nacida), “perfecta” físicamente, pero enferma, un problema en su cabeza,
en ese momento, ya le habían dado una fecha, ya sabían cuando iba a morir, ya
le tenían el fin de su destino escrito. Su madre y su padre buscaron ayuda,
alguien que le salvara la vida a su hija, ellos no querían que su hija se fuera
sin vivir, prácticamente. Días después, luego de muchos exámenes, tratamientos
y medicamentos, empezó a mejorar, lo que tenía en su cabeza, ya no estaba más,
ya la pequeña reescribió su destino, ella quería vivir, e inicio ese largo y
bello viaje, llamado VIDA.
Su niñez fue normal, jugando con niños de su edad, claro
que a ella le atraían más los juguetes de niños que los que usualmente usaban
las niñas en ese tiempo, ella jugaba con carros, motos, le encantaba jugar
fútbol, y se la pasaba siempre con chicos, odiaba el color rosado, aún lo hace,
despreciaba las barbies, odiaba a hello kitty, pero eso sí, amaba y aún ama los
peluches. Esta información no es trascendental, pero se las quería compartir.
Lorena tenía dos hermanas mayores, a las cuales ama con
locura, ellas siempre han sido como sus madres, ya que su mamá trabajaba
demasiado, aunque lo hacía en casa, poco la veía, su madre no siempre tenía
tiempo para jugar con ella, para revisar sus tareas, pero siempre estaba ahí
para darle su beso de buenas noches y de buenos días, y a la hora de los
alimentos, no faltaba. Ahora su papá, a esta pequeña le tocó ver como su padre
más de una vez golpeaba a sus hermanas, insultaba a su madre y hasta la trataba
mal a ella, pero su infancia fue bonita, al menos cuando era pequeña su padre
no la trataba tan mal, ella escuchaba ocasionalmente un “te quiero” por parte
de él y ese hombre la abrazaba, pero ella le tenía miedo, ella no lo quería,
ella no veía a su padre como su héroe, como cualquier chica normal. Como venía
diciendo, sus hermanas son como una mamá, ellas la regañaban, le enseñaban,
ayudaban con tareas y demás cosas, que hicieron que se apegara más a sus
hermanas que a su propia madre o padre.
Un día su hermana mayor, Carolina, llegó tarde a su casa,
su padre le cerró la puerta, a Caro le tocó irse y dormir en otro lado, Lorena
ese día durmió, después de llorar demasiado, en la sala, con la esperanza de
que su hermana entrara al otro día. Pasó una semana, no sabía nada de su
hermana, Lorena era muy joven para entender que sucedía, pero un día al llegar del
colegió, vio a su hermana en la casa y fue muy feliz, su hermana mayor había
vuelto a vivir con ella. Unos meses después, luego de una discusión familiar,
su padre golpeó fuertemente a Carolina, mientras Lorena observaba y gritaba que
ya no le pegara más a su hermana, al otro día, Carolina se fue de la casa, pasó
un mes sin verla, fue algo duro, a Lorena la empezaron a llevar al psicólogo,
allá pasaba la mayor parte de su tiempo. Un año después, su hermana empezó a
vivir cerca de su casa, la veía más seguido.
Mes de Julio, Lorena se fue de vacaciones a un pequeño
pueblo cuyo nombre omitiré, fue a visitar a su familia, a unas primas a las
cuales amaba. Una mañana ella amaneció muy enferma, una de sus primas fue con
la mamá a comprar medicamentos y la otra prima, la cual era menor que ella, estaba
jugando en la calle, Lorena estaba sola en la casa, o bueno, eso creía, intentó
dormir, cuando sintió que alguien se le acercó, era su tío, el esposo de su
tía, éste empezó a hablarle a preguntarle cómo se sentía, Lorena tranquilamente
respondió y seguía intentando dormir, en ese momento su tío se le acercó
demasiado, Lorena no se asustó, ella no desconfiaba de su tío, pero éste empezó
a tocarla, inició por su abdomen, e intentaba meter su mano debajo de la camisa
de Lorena, ella lo impedía, luego como él era más fuerte, con una mano cogió
las manos de Lorena y con la otra le alzó la blusa, empezó a tocarla, e
intentaba besarla, pero Lorena se resistía, lloraba y gritaba, al parecer nadie
escuchaba, el tío empezó a meter su mano
entre su sudadera y a tocar su entrepierna, Lorena lo intentaba patear, pero como
ella estaba enferma, no tenía fuerzas, no era capaz de alejarlo, intentaba
gritar más y más fuerte, nadie venía a socorrer, su tío iba a violarla, ya él
se estaba empezando a desnudar, cuando tocaron el timbre de la casa, era su
tía, este señor antes de ir a abrir, le advirtió a Lorena que no podía decirle
a nadie, sino le haría daño a sus primas, como ya les dije, ella amaba a sus
primas, entonces prefirió guardar silencio, su tía la vio llorando desenfrenadamente,
y Lorena le dijo que se sentía muy mal, que llamara a su madre para que fuera
por ella o algo. Ella regresó a su casa, hasta hoy nadie sabe lo que sucedió, a
excepción de unos pocos.
Trato de seguir con su vida, empezó a deprimirse, empezó
a enfermarse seguido, ya se la pasaba en los hospitales.
Cuando Lorena inició el bachillerato, meses después, su
hermana se fue del país, a Lorena le dio muy duro, le empezó a ir mal en el
colegio, y esto hizo que tuviera más problemas con su padre. Lorena ya había
intentado suicidarse, hoy ya perdió la cuanta de cuantas veces lo ha hecho,
tantos intentos fallidos, a lo mejor solo quería llamar la atención, porque siempre
terminaba en el hospital, su padre, su otra hermana o su madre, amanecían con ella allá, esa atención le gustaba, ahí
sí le demostraban el amor.
Lorena se refugió en el arte, empezó a cantar, amaba la
música desde que tenía memoria, solo escribía de amor, de lo que tanto le hacía
falta, dejó de cantar y empezó a hacer un millón de cosas más, pero siempre iba
de la mano con el arte y el amor.
Un día llegó a ella un animal, ahí inició su otro amor,
su vida empezó a tener sentido, protegía a su animal, su animal la salvaba de
su propia vida, Lorena vivía para su mascota y se olvidó de sus problemas.
La vida de Lorena la ha regido el amor, ella no odia a su
tío, ella no odia a su padre, aunque este aún la insulte, le diga “perra”, “Hija de puta”,
entre otros insultos que ningún padre debería decirle a su hija, Lorena se
enamoró del estudio, de los animales, del arte, Lorena siempre ha anhelado uno
de esos amores eternos de los libros que leía, de los libros que lee, pero aún
no llega, pero todos esos amores efímeros la han llenado de vida y esperanza,
de todos ha aprendido, ella ha vivido con amor. Su madre enfermó, Lorena la
cuida junto con su padre, su hermana mayor vive lejos, la ven pocas veces en el
año, pero cuando la ven, todo es felicidad, su familia vuelve a ser familia,
esa familia que cumple con las miles de definiciones que se le da, es unida, es
feliz, es amorosa.
Lorena toda su
vida había anhelado la aceptación de su padre, escuchar de éste un “estoy
orgulloso” o un “te quiero mucho”, pero no, nunca ha pasado. Pero hoy le da
gracias, por haber sido así, porque Lorena aprendió a no ser como él, Lorena no
pierde la oportunidad de decirle a alguien que lo quiere, a ella no le interesa
ser una mala persona, porque ella ha conocido lo peor de mucha gente, pero
sigue con la esperanza de conocer lo mejor del mundo. Ella aún vive con sus
padres, lo hace por su madre, lo hace por su mascota, lo hace por el amor que
les tiene.
Lorena hoy sueña con tener su hogar, ella por hogar
entiende una casa en la que pueda ser libre, en la que pueda amar y ser feliz,
ella no sabe bien qué es la felicidad, aunque se le ha aproximado mucho.
A Lorena la vida le ha dado la espalda muchas veces, pero
ella sigue adelante, ella ama, ella lucha, ella intenta vivir feliz. Siempre la
verán esbozando una sonrisa, aunque esté muerta por dentro, porque ella ha
muerto infinidad de veces, pero intenta seguir, ella puede, yo sé que sí, yo
creo en ella, más de lo que ella cree en sí misma.
En fin, de la vida de Lorena hay mucho más por contar.
Gracias por leer, por “perder” su tiempo leyendo esta
pequeña historia de alguien que usted no conoce o a lo mejor sí. Todo lo que
leyeron es real, tan real como Lorena, cuyo nombre no es ese, pero ella sigue
siendo ella, aunque le cambiemos su nombre.